martes, 11 de octubre de 2011

Viajar en avión en la clase turista...

Aprovechando la entrada anterior con el viaje a Riviera Maya, me gustaría relatar una experiencia vivida en el trayecto de ida a bordo del avión y que a día de hoy, todavía sigo teniendo esa espinita clavada, lo cual me desahogo para poder quitarmela.

Y es que Viajar en clase turista en estos vuelos comerciales puede ser para algunos una anécdota y para otros un insufrible periplo (aquí entro yo), todo depende de los "personajes" que te toquen
a la derecha o izquierda, delante o atrás y por supuesto, depende de, cómo se lo toma uno mismo.

Pero en un vuelo trasatlántico, de unas casi diez horas, poco importa que tengas "filosofía oriental" de asimilación de la situación, si los de atrás te están "tocando los cojones" llega a ser exasperante.
Eso es lo que nos ocurrió a nosotros; facturamos, esperamos, embarcamos, buscamos nuestros asientos, (normalmente estos aviones en clase turística siguen el modelo de asiento tres-cuatro-tres, es decir tres asientos a la derecha, cuatro en el centro y otros tres a la izquierda) nosotros ibamos dos parejas, así que nos dieron los de cuatro. Como todo el mundo sabe, en turista, entre unas lineas de asiento y otras
hay muy poco espacio, por eso culpo a las empresas de construcción de aviones, pero también culpo el incivismo humano que es de lo que trata esta entrada.

Una vez sentados y esperando a que todo el mundo se fuera ubicando en sus respectivos asientos, vemos como una familia compuesta por cuatro "elementos" si es que se les puede llamar así, el padre, con una pinta
de calzonazos increíble, la madre, con un tremendo parecido a Carmen de Mairena y la cerdita Peggy en versión aún más gorda y sus dos hijas de unos seis y diez años respectivamente, como se sientan justo detrás de nosotros.

Nada más sentarse ya se les escuchaba frases que a nadie le importaba, pero lo decían elevando la voz para que todo el mundo se enterara de lo "guays" que eran:

La madre: -Es que conocemos al piloto y al azafato.
El padre: -"Enchufeision 2.1" (Para que se entera todo el mundo de que iban por la patilla y la segunda vez).
La madre: -Luego subiremos a primera ¡je! ¡je! ¡je! y para ver al piloto :o.

Estos comentarios fuimos escuchándolos todo el trayecto, cambiando palabras pero en esencia la misma, no me parece mal la idea de que la gente se aproveche del "enchufismo" de familiares, pero con un mínimo de discreción aunque "Spain is different".

Si has leido hasta aquí pensarás que no tiene nada de irrespetuoso e incívico esta situación pero lo mejor viene a continuación:

Nada más despegar, a los quince minutos, la niña de seis años empieza a dar coces contra nuestros respaldos, no sé como se las apañaba pero retumbaba en los de los cuatro. Una hora más tarde
la niña sigue a su bola y los padres no la dicen nada, dos horas igual, tres, cuatro... Puedes llegar a entender que es una niña, está claro, pero cuando llevas cinco horas con turbulencias y no precisamente generadas por el avión uno empieza a desesperarse y la culpa no la tiene la niña, la tienen los padres simple y llanamente. Nosotros tampoco queríamos llamar la atención a estos individuos, por no crear todavía más mal rollo y sobre todo por educación y respeto, justo lo que a esta familia le faltaba.

Hasta que a la quinta hora de por culo contínuo, mi pareja dio un espaldarazo contra su propio respaldo y soltando un ¡Joder! para ver si se daban por aludidos. Instantaneamente la cerdita peggy, se levantó y se encaró con ella diciéndola muy crecida que si la molestaba que se pagara un Business (es decir, que la cerda era consciente que estaban dando por culo y la resbalaba por la "pipitilla", más delito todavía) y la verdad es que no supimos contestarla,  me pilló de sopetón y tampoco quería discutir. Osea, resumiendo, tú que ni tulles ni mulles, estás tranquilo, intentando pasar desapercibido, te mueves lo menos posible para no molestar al de delante, sabes estar, hasta te dan calambres en las piernas con tal de no moverlas por no incordiar al pasajero (que se le va a hacer debo de tener sangre Noruega o Finlandesa) va y dice que te pagues un "Business" es el colomo, pero era para haberla contestado: -Muy señora mía, la educación, el respeto y el saber estar no entiende de clases, si sabe que su hija es un caballo y no tienes la delicadeza como madre de la criatura de decirla que se esté quietecita, los que se deberían de pagar el "Business" ya que tienen tanto enchufe, son ustedes.

Antes del enfrentamiento, cuando nos trajeron las bandejas de comida, la cerdita Peggy me rogó, muy amablemente, que reclinara el asiento para ponerlo vertical, si llega a ocurrir después del incidente, la hubiera contestado: -Páguese un "Business" ;).
No hay nada mejor que ver la cara de otro cuando le pagas con la misma moneda. Aunque no me gusta ser así.

Esto no tiene nada que ver con la historia, pero hablo desde el rencor. Estando ya allí, nos los encontramos en Playa del Carmen, la "Carmen de Mairena" en sólo tres dias había absorbido tantos rayos de sol como para que nadie mas pudiera tomarlo, estaba más negra que los huevos de un grillo, literalmente (y eso que era pálida de ojos claros). Cruzar el Atlantico para tomar el sol cuando lo puedes hacer en unas de las numerosas  y vulgares playas de las costas españolas (Me refiero a vulgar como sinónimo de atestado y trillado no por el encanto) pero para gustos los colores y esta parece que eligió el negro. A lo mejor quería traerse de México un bonito cáncer caribeño de recuerdo y cuando estuviese calva por la quimioterapia y viera las fotos diría: -Mira aquí fue cuando pille el melanoma que a día de hoy me está comiendo jejejejeje.

Y vosotros, ¿qué pensáis?

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